Ayer fue un día horrible. Todo el día estuve dándome atracón
tras atracón… me siento hinchada, gorda, flácida, horrible. Y eso no es todo.
Cuando desperté en la mañana de ayer estaba muy alterada y
más ansiosa de lo normal. Comía y comía y vomitaba y vomitaba.
Pareciese como si mi corazón iba a salir de mi pecho en
cualquier momento, sentía como si debía hacer algo y no sabía que era. Mis familiares
notaron mi actitud y me dijeron o más bien me ofrecieron un calmante natural a
base de una flor llamada “baldrian” en alemán, lo siento, realmente no sé su
nombre en español y a base de pasiflora y ahí explote, por el simple hecho de
que ya quería parar de comer, quería parar de sentir esa agobiante ansiedad,
grite que un cuerpo acostumbrado a ser dopado con pastillas fuertes no le hará
ni cosquillas algo natural como eso. (y es cierto, varías veces probé esas
gotas y no me hicieron efectos), corrí hasta mi habitación y empecé a cerrar
todas mis ventanas y mis cortinas y ahí ellos fueron los que entraron en crisis
no yo. De inmediato me llevaron al hospital, me acostaron en una camilla y me
inyectaron vía intravenosa algo para el dolor de cabeza y clonazepam, pero
increíblemente no dormía, me retorcía en la camilla, respiraba agitadamente,
sudaba frío, mi cuerpo se colocaba rígido de vez en cuando, sentía presión en
mi cabeza, sentía presión… deseos de viajar ya a Europa, de parar de tener
atracones, de volver a mi peso actual.
El doctor de guardia dio dos opciones, doparme toda la noche
y esperar que venga una psiquiatra a
atenderme a la mañana. O derivarme al neuropsiquiatrico.
Yo estaba muy atontada, no entendía porque salía de
urgencias y mi prima me llevaba a otro lugar en el auto. Le pregunte ¿A dónde íbamos?
Y ella tan solo me dijo al doctor.
Mentirosa.
Por la ventana vi el letrero del neuropsiquiatrico y me
quede de piedra y en mi mente, mi voz interior me ametrallaba con amenazas
como; “Dices algo extraño o fuera de lo normal y te van a internar aquí”, o cosas
así, y es cierto. Conozco este lugar por otras bocas.
Para mi sorpresa me atendieron tres psiquiatras, y yo con
toda la coherencia que poseía en el momento, intentaba articular palabras. Les explique
la situación y etc… me recetaron tres pastillas, para controlar la ansiedad
(también me ayudara con los atracones.), antidepresivos, y antipsicóticos.
Volví a mi casa, pero a la noche me volvió a dar ese
horrible ataque de pánico y ansiedad, solo a la madrugada paro…
Y lo peor, hoy, a la mañana me dio otro atracón.
Ya no quiero comer más... porque yo no tengo hambre.
Por favor…que las pastillas hagan efecto.
Por favor… quiero estar tranquila como lo estaba antes, sin
ansiedad, sin atracones.
Prefiero morir antes que volver a ser gorda.
Yo, volveré a renacer, lo juro.
Hydrangea.
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