domingo, 26 de abril de 2015

¿Hydrangeas...?



Ayer fue un día horrible. Todo el día estuve dándome atracón tras atracón… me siento hinchada, gorda, flácida, horrible. Y eso no es todo.
Cuando desperté en la mañana de ayer estaba muy alterada y más ansiosa de lo normal. Comía y comía y vomitaba y vomitaba.
Pareciese como si mi corazón iba a salir de mi pecho en cualquier momento, sentía como si debía hacer algo y no sabía que era. Mis familiares notaron mi actitud y me dijeron o más bien me ofrecieron un calmante natural a base de una flor llamada “baldrian” en alemán, lo siento, realmente no sé su nombre en español y a base de pasiflora y ahí explote, por el simple hecho de que ya quería parar de comer, quería parar de sentir esa agobiante ansiedad, grite que un cuerpo acostumbrado a ser dopado con pastillas fuertes no le hará ni cosquillas algo natural como eso. (y es cierto, varías veces probé esas gotas y no me hicieron efectos), corrí hasta mi habitación y empecé a cerrar todas mis ventanas y mis cortinas y ahí ellos fueron los que entraron en crisis no yo. De inmediato me llevaron al hospital, me acostaron en una camilla y me inyectaron vía intravenosa algo para el dolor de cabeza y clonazepam, pero increíblemente no dormía, me retorcía en la camilla, respiraba agitadamente, sudaba frío, mi cuerpo se colocaba rígido de vez en cuando, sentía presión en mi cabeza, sentía presión… deseos de viajar ya a Europa, de parar de tener atracones, de volver a mi peso actual.
El doctor de guardia dio dos opciones, doparme toda la noche y esperar que venga  una psiquiatra a atenderme a la mañana. O derivarme al neuropsiquiatrico.
Yo estaba muy atontada, no entendía porque salía de urgencias y mi prima me llevaba a otro lugar en el auto. Le pregunte ¿A dónde íbamos? Y ella tan solo me dijo al doctor.
Mentirosa.
Por la ventana vi el letrero del neuropsiquiatrico y me quede de piedra y en mi mente, mi voz interior me ametrallaba con amenazas como; “Dices algo extraño o fuera de lo normal y te van a internar aquí”, o cosas así, y es cierto. Conozco este lugar por otras bocas.
Para mi sorpresa me atendieron tres psiquiatras, y yo con toda la coherencia que poseía en el momento, intentaba articular palabras. Les explique la situación y etc… me recetaron tres pastillas, para controlar la ansiedad (también me ayudara con los atracones.), antidepresivos, y antipsicóticos.
Volví a mi casa, pero a la noche me volvió a dar ese horrible ataque de pánico y ansiedad, solo a la madrugada paro…
Y lo peor, hoy, a la mañana me dio otro atracón.
Ya no quiero comer más... porque yo no tengo hambre.
Por favor…que las pastillas hagan efecto.
Por favor… quiero estar tranquila como lo estaba antes, sin ansiedad, sin atracones.
Prefiero morir antes que volver a ser gorda.
Yo, volveré a renacer, lo juro.
Hydrangea.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario